domingo, 10 de julio de 2011

LA FABRICA- Fernando Celada

LA FABRICA

   Abriéndose en hileras de urdimbre complicada,
se agitan los teleras con musical rumor,
y van entretejiendo la fibra delicada
que ha de cubrir al pobre lo mismo que al señor.

   Como cordajes breves de limpiadas alburas,
los hilos a millares sacuden su tensión,
y el fabricante cuida y enlaza las roturas
que causan en las herbas las motas de algodón.

   Los hilos que recorren aquella rueca breve,
se enlazan a otros hilos de forma transversal,
como si fueran copos de escarmenada nieve
entrelazando el seco ramaje de un rosal.

   Los carreteles crujen repletos con su trauma
que hilan y desenredan los peines a la vez;
y todo aquel cordaje sutil se desparrama
sobre los bastidores de hilada tirantez.
  
Giran vertiginosos carretes y redinas
que cantan al trabajo sublime y redentor
y retiran los tórculos las leves muselinas
que ya con forma artística se enredan al tambor.
  
Cruje la maquinaria con ecos soberanos,
y sobre la grandeza de aquel gigante altar,
levanta el pueblo noble con su millón de manos,
las hostias con que vuelve solicito a su hogar.

   ¡Oh lucha de los pobres!... ¡Oh batalla del arte!
tu vigor es preogreso, tu preogreso es altar;
cada fábrica abierta, para ti es un baluarte,
cada obrero un soldado, cada triunfo un telar.

   Mientras que cantan gloria tus altas chimeneas
y escarmenados se unen tus copos de algodón,
identifico mi alma con tus mismas ideas
y con tus mismas ansias lleno mi corazón.
Fernando Celada

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